martes, 18 de diciembre de 2012

LA VANGUARDIA 30-06-1981:


- Primer artículo: En este número de La Vanguardia concluye la crónica de Mariano Guindal sobre el caso del aceite de colza que comenzó el día 26 de junio. Con el antetítulo “el aceite tóxico (y IV)” y el título “nadie se siente responsable”, el artículo, de extensión similar al último, indaga esta vez en la posibilidad de que todo el asunto fuera una estafa fiscal a gran escala en lugar de un fraude llevado a cabo por unos pocos responsables, como indica el subtítulo. La entradilla, en negrita, amplía dicha información y asegura que la oposición pedía en aquel momento al Gobierno que cesara a los responsables, aunque nadie se atribuía las culpas.

Llaman la atención las declaraciones recogidas en la primera parte del texto, en las que el Ministerio de Sanidad, el secretario de Estado, el subdirector general de la Higiene en los Alimentos, el Ministerio de economía y Comercio, el de Agricultura y Pesca, y, en definitiva todas autoridades gubernamentales que de una manera u otra se vieron implicadas en el caso, no sólo rechazaban cualquier tipo de responsabilidad respecto a la desastrosa manera en la que se manejó éste, sino que además aseguraban haber actuado de la manera más adecuada teniendo en cuenta las respectivas circunstancias de cada institución.

El primer ladillo que encontramos, “doce detenidos”, hace referencia a las detenciones de los presuntos responsables de la mezcla del aceite tóxico, realizadas tiempo después de descubrirse la causa de la crisis, la última de las cuales correspondió a Jesús Espanadero Coca, un empresario del aceite vallisoletano. Una vez más, se explica el arresto de los hermanos propietarios del almacén RAEL de Alcorcón, e incluso aparecen unas declaraciones de uno de ellos, que a día 10 de junio negaba cualquier tipo de irregularidad en la venta de su aceite y aseguraba que las acusaciones contra ellos formaban parte de una campaña para terminar con la venta ambulante. Sin embargo, resultan mucho más llamativas las declaraciones de Antonio García Pablos, abogado y profesor de Derecho Penal que en 1975 fundó la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) tras dimitir como primer Presidente del Consejo de Comercio Interior y de los Consumidores, a los seis meses de su nombramiento por el Ministro de Comercio. García Pablos afirmaba con rotundidad que tanto las irregularidades en la investigación como la ausencia de responsabilidades se debía a que los fallecidos eran de clase baja, y que si uno de los afectados hubiera sido un banquero, un obispo, un militar o un político, la historia habría sido muy diferente.

“Visos de gran estafa” es el segundo ladillo del artículo y vuelve a poner en boga la sospecha de una estafa fiscal a gran escala como la auténtica causa primera de toda la crisis. Por aquel entonces se importaban a España cada mes grandes cantidades de aceite de colza desnaturalizado para uso industrial y cantidades más reducidas de aceite de colza para la alimentación. Este último tipo de aceite estaba sometido a unos fuertes aranceles, mientras que el primero apenas pagaba tasas aduaneras, por lo que los investigadores comenzaron a sospechar que se introducían en el país grandes cantidades de aceite para la alimentación que se hacía pasar por aceite para uso industrial. El problema llegó supuestamente cuando alguien introdujo aceite desnaturalizado de verdad sin avisar a los encargados de realizar las mezclas. A colación de esto en el artículo se hace referencia al escándalo del aceite de Redondela, en el que una aceitera defraudó 4 millones de litros y provocó un escándalo en 1972.

El último ladillo, titulado “investigación industrial”, da pie al final del artículo, en el que se indican los pasos que tendría que seguir la investigación para demostrar el fraude antes mencionado y se enumeran algunas de las consecuencias que podría traer todo el asunto de la intoxicación por el aceite de colza, como la caída de las ventas de colza en España y el consiguiente frenazo de su cultivo, que en 1981 estaba en alza.

Así concluye esta serie de reportajes de Mariano Guindal sobre el problema del aceite, con un indicador al final que señala que las anteriores entregas se publicaron los días 26, 27 y 28 de junio. Todas las declaraciones del texto aparecen remarcadas en negrita y no hay ninguna imagen que lo complemente.

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